--Blog del Taller de LU--
...recordatorio de esa dimensión que solemos dejar de lado a la hora de relatarnos y explicarnos a nosotros mismos. (Javier Marías)
13/12/10
40. DESARROLLO DE LAS CUESTIONES TEÓRICAS (11). Boccaccio y la narrativa breve y COMENTARIO LITERARIO del fragmento del "Decamerón" (By Todos)
Este es el espacio para el desarrollo tanto de la cuestión teórica como del Comentario literario de Boccaccio. Puede contener distintos borradores hasta llegar al texto que sus "redactores" consideren definitivo. Ánimoooo.
8 comentarios:
Aco, Dessy, Kevin G, Jose P
dijo...
Boccaccio fue un poeta y humanista italiano, probablemente uno de los escritores más grandes de la historia. Se cree que nació en Florencia, hijo de un comerciante florentino y una noble francesa. Formó parte de la corte del rey Roberto de Anjou, por esta razón se le vinculó con su hija ilegitima, de la que se cree que lo inspiró en gran parte de su obra.
Su padre quería que se dedicara al comercio igual que él pero al final se decantó por estudiar derecho canónico. Influenciado por la corte de los Anjou, los hombres doctos como Cino da Pistoia o Andalò del Negro se entusiasmaron por una literatura variada a caballo entre los clásicos latinos y la literatura medieval francesa e italiana. Alrededor de 1340 Boccaccio regresó a Florencia por problemas económicos en su familia y en 1348 durante la epidemia de la peste perdió a su padre y a muchos de sus amigos en la que se refleja las páginas del Decamerón. En 1350 conoció a Petrarca que, tuvo grandes consecuencias psicológicas y culturales en su vida, y mantuvo siempre una afectuosa relación. Boccaccio ya era un hombre conocido en su mundo y un apreciado estudioso así que le fueron encargadas muchas misiones diplomáticas. Al final Boccaccio de decantó por la religión convirtiéndose en clérigo paralelamente a su trabajo literario y acercándose así al naciente humanismo. Terminó siendo el lector oficial de Dante y su “divina comedia” se vio interrumpida por una enfermedad hasta su muerte en 1375. Su obra más importante es El Decamerón que empezó en 1348 y terminó en 1353. Es una colección de cien relatos ingeniosos que se desarrolla en un marco concreto: un grupo de amigos educados, afortunados y discretos, siete mujeres y tres hombres, para escapar a un brote de peste se refugian en una villa de las afueras de Florencia. Allí se entretienen unos a otros. Al terminar el cuento número cien, los amigos vuelven a sus casas de la ciudad. Esta obra es la primera plenamente renacentista ya que se ocupa sólo de aspectos humanos y sin hacer mención a temas religiosos y teológicos. Es notable por la riqueza y variedad de los cuentos, que alternan entre la solemnidad y el humor; por la brillantez de su escritura, y por su penetrante análisis de los personajes. Boccaccio se inspira de diversas fuentes, por ejemplo fabliaux franceses, clásicos griegos y latinos, relatos populares y observaciones de la vida italiana de su época. El Decamerón rompió con la tradición literaria y, por primera vez en la edad media, Boccaccio presentó al hombre como artífice de su destino, dejando a un lado los temas relacionas con la iglesia y la religión.
Teoría: Boccacio Giovanni: Nació en Florencia, en el seno de una familia proveniente de Certaldo, hijo ilegitimo de Boccacio di Chellino, mercader y cambista que trató de encaminar al hijo hacia el arte del cambio. Todavía adolescente, Boccacio fue a Nápoles para hacer prácticas mercantiles y bancarias, pero odiaba ese trabajo hasta el punto de comenzar otros estudios, los de derecho canónico. Pero otros fueron finalmente los textos sobre los cuales Boccacio de inclinó, textos de poesía y literatura variada, desde los clásicos latinos a la literatura medieval francesa e italiana. Importante por las consecuencias psicológicas y culturales que tuvo en su vida, fue el encuentro en Florencia; en 1350, con Petrarca, y con quien mantuvo siempre una afectuosa relación. Poeta por aquel entonces ya destacado y apreciado estudioso, fue encargado por sus conciudadanos de muchas misiones diplomáticas. Boccacio se había convertido en un clérigo con almas a su cargo, sin renegar por ello de la literatura, a la que más bien dio un giro en la dirección del naciente humanismo. Desventuras, enfermedades y pobreza hicieron duros años de madurez. En 1373 fue encargado por el ayuntamiento de Florencia de una lectura oficial de la Divina Comedia. Finalmente murió el 12 de diciembre de 1375. Obras menores: Decamerón, cuyos temas y cadencias estructurales anticipan a veces, denotan en seguida la orientación de Boccacio hacia una literatura amena, de entretenimiento, siguiendo la línea de la novela caballeresca. En las obras de la juventud napolitana, el elemento autobiográfico, como experiencia de vida y de amor, predomina, si bien disfrazado alegóricamente. Poco más que meros ejercicios literarios son las primeras Rimas, de tema amoroso, la Elegía de Constanza y la Caza Diana, poemita en tercetos. Más elaborado es ya el Filocolo, novela en prosa dividida en cinco libros que narra los amores de Floris y Blancaflor. Se trata de ennoblecer estilísticamente una materia popular, de manera que las aventuras y peripecias de los dos amantes se convierten en el pretexto para ejercicios retóricos que encierran la prosa latinizante en los rígidos armazones de las cláusulas y de los ritmos clásicos de la latinidad decadente. Inspirado en modelos de la Eneida virgiliana y de la Tebaida de Estacio contaminados por la tradición de los juglares y por la materia cortés de los romances artúricos. Con el retorno a Florencia, el arte de Boccaccio gana en madurez y en equilibrio estilístico; en lugar de la literatura cortés y caballeresca, predomina especialmente la influencia de la poesía didascálica y alegórica característica de la tradición toscana. La alegoría queda sobrentendida, mientras que predomina el aspecto mundano y realista, aunque estilísticamente invalidado por referencias eruditas y por tecnicismos retóricos. La prosa, artificial y frecuentemente ampulosa, deteriora el ritmo estilístico: erudiciones inútiles y reminiscencias clásicas rompen de continuo la fluidez del relato.
La mejor de sus obras menores es el Ninfale fiesolano (1345-46), poemas en octavas que, bajo el pretexto etiológico narra una tenue y delicada historia de amor entre el pastor Africo y la ninfa Mensola, consagrada al culto de Diana. Poco valor poético tiene las Rimas; se trata de un extenso cancionero compuesto en diversos períodos de la vida y que experimentó el influjo poético de varios autores. La última obra de ficción (posterior al Decamerón) es el Corbaccio, compuesto en prosa en fecha difícil de precisar, presumiblemente entre 1365 y 1366. Se hace alusión del cuervo, que, en las moralidades medievales, simboliza la pasión amorosa que todo destruye. Después del Corbaccio, Boccaccio, no escribió de hecho más obras narrativas en lengua vulgar. Prefirió dedicarse a estudios más austeros, probablemente, por la agudización de las preocupaciones religiosas. Cada día los jóvenes se reúnen por la tarde en un prado para contarse historias, una cada uno. Después de cada grupo de relatos aparece una “conclusión”, rubricada por una balada. La estructura arquitectónica se concede más de una libertad, Dioneo, uno de los tres jóvenes, tiene siempre permiso para narrar su historia eludiendo la regla de la imposición del tema. No tiene funciones meramente ornamentales, sino que responde a una íntima exigencia, la de encerrar en un fresco bien delineado y caracterizado un ideal de vida y de realidad que los relatos presentan y desmenuzan en los más variados y múltiples aspectos. Desfilan en una galería amplia y multicolor como la realidad, hechos y personajes, emblemas y símbolos de vicios y virtudes, que la mirada del escritor, en algunos momentos distanciados e irónicos, en otra apasionada y otro partícipe, dibuja y fija sin complacencias ni indulgencias. Lisabetta de Messina, desde las inolvidables peripecias de los necios a las ocurrencias agudas y demoníacas de los hipócritas y de los embrollos. La trama erótica, el detalle obsceno y burlón no son jamás fines en sí mismos, sino que pertenecen al complejo cuadro de la existencia y de los sentimientos, a lo mudable manifestación de las pasiones o del erotismo, el cual Boccaccio reivindica los derechos incluso para el arte, argumentando los temas de una introducción a la IV jornada, rica en puntos polémicos e innovadores. El Decamerón constituye ciertamente el espejo fiel y agudo de la civilización burguesa, de la sociedad comunal y mercantil en el momento de su pleno desarrollo, pero en la cual se advierte ya el síntoma de la crisis inminente. La estructura y la técnica de Decamerón se acoplan perfectamente en virtud de una prosa diversificada y variable, trabajada a diversos niveles.
La mejor de sus obras menores es el Ninfale fiesolano (1345-46), poemas en octavas que, bajo el pretexto etiológico narra una tenue y delicada historia de amor entre el pastor Africo y la ninfa Mensola, consagrada al culto de Diana. Poco valor poético tiene las Rimas; se trata de un extenso cancionero compuesto en diversos períodos de la vida y que experimentó el influjo poético de varios autores. La última obra de ficción (posterior al Decamerón) es el Corbaccio, compuesto en prosa en fecha difícil de precisar, presumiblemente entre 1365 y 1366. Se hace alusión del cuervo, que, en las moralidades medievales, simboliza la pasión amorosa que todo destruye. Después del Corbaccio, Boccaccio, no escribió de hecho más obras narrativas en lengua vulgar. Prefirió dedicarse a estudios más austeros, probablemente, por la agudización de las preocupaciones religiosas. Cada día los jóvenes se reúnen por la tarde en un prado para contarse historias, una cada uno. Después de cada grupo de relatos aparece una “conclusión”, rubricada por una balada. La estructura arquitectónica se concede más de una libertad, Dioneo, uno de los tres jóvenes, tiene siempre permiso para narrar su historia eludiendo la regla de la imposición del tema. No tiene funciones meramente ornamentales, sino que responde a una íntima exigencia, la de encerrar en un fresco bien delineado y caracterizado un ideal de vida y de realidad que los relatos presentan y desmenuzan en los más variados y múltiples aspectos. Desfilan en una galería amplia y multicolor como la realidad, hechos y personajes, emblemas y símbolos de vicios y virtudes, que la mirada del escritor, en algunos momentos distanciados e irónicos, en otra apasionada y otro partícipe, dibuja y fija sin complacencias ni indulgencias. Lisabetta de Messina, desde las inolvidables peripecias de los necios a las ocurrencias agudas y demoníacas de los hipócritas y de los embrollos. La trama erótica, el detalle obsceno y burlón no son jamás fines en sí mismos, sino que pertenecen al complejo cuadro de la existencia y de los sentimientos, a lo mudable manifestación de las pasiones o del erotismo, el cual Boccaccio reivindica los derechos incluso para el arte, argumentando los temas de una introducción a la IV jornada, rica en puntos polémicos e innovadores. El Decamerón constituye ciertamente el espejo fiel y agudo de la civilización burguesa, de la sociedad comunal y mercantil en el momento de su pleno desarrollo, pero en la cual se advierte ya el síntoma de la crisis inminente. La estructura y la técnica de Decamerón se acoplan perfectamente en virtud de una prosa diversificada y variable, trabajada a diversos niveles.
La difusión del Decamerón en Italia y Europa fue inmediata, como atestiguan las numerosas traducciones e imitaciones de que fue objeto. Su influencia no se hizo sentir únicamente en los narradores posteriores sino que también en los tratadistas que insertaron sus diálogos en una estructura prestada por el Decamerón, y sobre todo en el teatro del siglo XVI al que suministró tramas cómicas y novelescas y procedimientos propios de la retórica dramatúrgica. Lo cierto es que el interés por la obra no parece disminuir, sino que continua, desde ángulos y perspectivas nuevas, incluso en el ámbito de la crítica más avanzada, desde la sociológica a la narratológica, pasando por la formalista y la estructuralista y semiológica.
Boccaccio es el maestro de la prosa vulgar (hablada por el vulgo o pueblo) italiana. Entre los otros escritos de Boccaccio se cuentan tres obras que se cree fueron inspiradas por Fiammetta: su primer y extenso romance en prosa Il Filocolo (1336), Elegía de Madonna Fiammetta (1344), las dos referidas a amantes desdeñados e Il Corbaccio (1354). Su Filostrato (1338) y la Teseida (1340-1341) son poemas en octava rima, una forma métrica que Boccaccio llevó a la perfección. También escribió una vida de Dante, con un comentario de la Divina Comedia, y varias obras eruditas, científicas y poéticas en latín, entre ellas De Claris Mulieribus (1360-1374). La obra de Boccaccio influyó en muchos escritores de toda Europa como Margarita de Navarra, Michel de Montaigne, Geoffrey Chaucer, Shakespeare y John.
En este texto se presencia un registro coloquial acompañado de un nivel medio. En el que los distintos personajes peresentan diferentes condiciones, ya que no todos pertenecen a la misma clase social. El tono de dicho texto refleja cierta censura con respecto al comportamiento de la mujer hacia el hombre, debido a que ella se muestra huraña y dura frente a los deseos de su pretendiente. También hay presencia de expresiones amorosas segadas por la venganza y otras tantas bañadas por un amor sincero. Es notable la aparición de recursos estilísticos como la hipérbole "y el caballero, poniendo mano en cuchillo, le abrió los riñones y le sacó el corazón con cuanto lo circuía". Encontramos algunos apítetos como "devoraron afanosamente", debido a que la acción devorar implica hacerlo de forma exagerada. Aparecen símbolos de la literatura muy representativos como los perros, que se comían las entreñas de la perseguida mujer, y el reiterativo sufrimiento eterno que se nos muestra en el texto. Que tiene como objetivo aterrorizar a las mujeres, para que cambien su modo de actuar siguiendo el deseo de los hombres.
-A lo largo de todo el texto observamos una gran variedad de temas, pero el tema principal todo el fragmento es el desamor con el que el autor trata de una forma hiperbólica advertirnos del dolor que se sufre en la vida por culpa de una ruptura sentimental y además de la victimización de la mujer en una época en la que esta tenía un segundo papel en la sociedad, estando siempre encima suya el hombre. La estructura del texto consta de tres partes. Comienza con una breve introducción en la que se nos hace saber que el caballero va a responder a lo que anteriormente le ha dicho Anastasio, seguidamente podemos apreciar la conversación que entablan el caballero y Anastasio, en la que el jinete le explica las razones de su persecución a la que fue en antaño su antigua amada, y por último un desenlace, en el que se cierra la trama con Anastasio dirigiéndose a los suyos para hacerles saber que está dispuesto a dejar de amar a su mujer con la condición de que almuercen con él. El fragmento cuenta un léxico muy elaborado con palabras como ``mísera´´, ``circuir´´, ``paraje´´ y términos latinos como ``micer´´ o ``degli´´. Así, podemos afirmar que nos encontramos ante un texto que posee un registro culto. A lo largo de todo el texto podemos apreciar el tópico literario ``quejas del enamorado´´, puesto que constantemente Anastasio muestra sus lamentos y el dolor que en el pasado le causó su enamorada, lo que hace que actúe con esa frialdad. Por último hay que destacar los recursos estilísticos presentes en el texto, algunos de ellos son: hipérbaton ``Mas cuando a él bajó por castigo a los dos nos fue dado... no como a mujer amada´´; hipérbole `` y con todas sus fuerzas le atravesó el pecho de parte a parte´´; paralelismo ``Y siempre que la alcanzo, con este estoque que me maté,... y le doy a comer a estos perros´´ y asíndeton `` Y, según voluntad de la justicia y potencia de Dios,... su dolorosa fuga de los perros y de mí´´.
Nos situamos ante un fragmento de la obra Decamerón, escrita por Bocaccio, concretamente se trata del fragmento “Quinta jornada, novela octava” (Historia de Anastasio Degli Onesti). Decamerón es un conjunto de historias narradas por un grupo de jóvenes durante diez días. Está dividido en diez jornadas que incluyen temas acerca de la fortuna, el amor y el ingenio. En esta pieza de la obra se relata la historia de Anastasio Degli Onesti, que loco de amor se aleja de su amada y presencia durante su estancia fuera una escalofriante escena en el bosque, esto le lleva a organizar un almuerzo para que su amada viera el mismo hecho. Lo que quería conseguir era el temor de su enamorada a que le ocurriese lo mismo, si no le correspondía en su amor.
La obra Decamerón pertenece al Renacentísmo Italiano (cuatrichento italiano 1348). Su difusión fue inmediata en Italia y en Europa. Su influencia se hizo sentir en los narradores posteriores que tuvieron en sus obras una estructura similar a la de Decamerón, y sobre todo influyó en el teatro del siglo XVI. La crítica romántica reivindicó su valor humano y su extraordinaria variedad de motivos. De Sanctis, resalta de Decamerón el espíritu de los nuevos tiempos, estableciendo, además una comparación entre la comedia humana de Bocaccio y la comedia divina de Dante o Carducci. Bocaccio aparte de ser el impulsor del humanismo, es el creador de un modelo de prosa que está en el origen de toda la novela moderna. Bocaccio es también, uno de los escritores en cuyas obras aparece la misoginia, es decir, expresiones en contra de la mujer presente en la literatura de Bocaccio.
8 comentarios:
Boccaccio fue un poeta y humanista italiano, probablemente uno de los escritores más grandes de la historia. Se cree que nació en Florencia, hijo de un comerciante florentino y una noble francesa. Formó parte de la corte del rey Roberto de Anjou, por esta razón se le vinculó con su hija ilegitima, de la que se cree que lo inspiró en gran parte de su obra.
Su padre quería que se dedicara al comercio igual que él pero al final se decantó por estudiar derecho canónico. Influenciado por la corte de los Anjou, los hombres doctos como Cino da Pistoia o Andalò del Negro se entusiasmaron por una literatura variada a caballo entre los clásicos latinos y la literatura medieval francesa e italiana.
Alrededor de 1340 Boccaccio regresó a Florencia por problemas económicos en su familia y en 1348 durante la epidemia de la peste perdió a su padre y a muchos de sus amigos en la que se refleja las páginas del Decamerón. En 1350 conoció a Petrarca que, tuvo grandes consecuencias psicológicas y culturales en su vida, y mantuvo siempre una afectuosa relación. Boccaccio ya era un hombre conocido en su mundo y un apreciado estudioso así que le fueron encargadas muchas misiones diplomáticas. Al final Boccaccio de decantó por la religión convirtiéndose en clérigo paralelamente a su trabajo literario y acercándose así al naciente humanismo. Terminó siendo el lector oficial de Dante y su “divina comedia” se vio interrumpida por una enfermedad hasta su muerte en 1375.
Su obra más importante es El Decamerón que empezó en 1348 y terminó en 1353. Es una colección de cien relatos ingeniosos que se desarrolla en un marco concreto: un grupo de amigos educados, afortunados y discretos, siete mujeres y tres hombres, para escapar a un brote de peste se refugian en una villa de las afueras de Florencia. Allí se entretienen unos a otros. Al terminar el cuento número cien, los amigos vuelven a sus casas de la ciudad. Esta obra es la primera plenamente renacentista ya que se ocupa sólo de aspectos humanos y sin hacer mención a temas religiosos y teológicos. Es notable por la riqueza y variedad de los cuentos, que alternan entre la solemnidad y el humor; por la brillantez de su escritura, y por su penetrante análisis de los personajes.
Boccaccio se inspira de diversas fuentes, por ejemplo fabliaux franceses, clásicos griegos y latinos, relatos populares y observaciones de la vida italiana de su época. El Decamerón rompió con la tradición literaria y, por primera vez en la edad media, Boccaccio presentó al hombre como artífice de su destino, dejando a un lado los temas relacionas con la iglesia y la religión.
Teoría:
Boccacio Giovanni:
Nació en Florencia, en el seno de una familia proveniente de Certaldo, hijo ilegitimo de Boccacio di Chellino, mercader y cambista que trató de encaminar al hijo hacia el arte del cambio. Todavía adolescente, Boccacio fue a Nápoles para hacer prácticas mercantiles y bancarias, pero odiaba ese trabajo hasta el punto de comenzar otros estudios, los de derecho canónico. Pero otros fueron finalmente los textos sobre los cuales Boccacio de inclinó, textos de poesía y literatura variada, desde los clásicos latinos a la literatura medieval francesa e italiana.
Importante por las consecuencias psicológicas y culturales que tuvo en su vida, fue el encuentro en Florencia; en 1350, con Petrarca, y con quien mantuvo siempre una afectuosa relación. Poeta por aquel entonces ya destacado y apreciado estudioso, fue encargado por sus conciudadanos de muchas misiones diplomáticas.
Boccacio se había convertido en un clérigo con almas a su cargo, sin renegar por ello de la literatura, a la que más bien dio un giro en la dirección del naciente humanismo. Desventuras, enfermedades y pobreza hicieron duros años de madurez. En 1373 fue encargado por el ayuntamiento de Florencia de una lectura oficial de la Divina Comedia. Finalmente murió el 12 de diciembre de 1375.
Obras menores: Decamerón, cuyos temas y cadencias estructurales anticipan a veces, denotan en seguida la orientación de Boccacio hacia una literatura amena, de entretenimiento, siguiendo la línea de la novela caballeresca. En las obras de la juventud napolitana, el elemento autobiográfico, como experiencia de vida y de amor, predomina, si bien disfrazado alegóricamente. Poco más que meros ejercicios literarios son las primeras Rimas, de tema amoroso, la Elegía de Constanza y la Caza Diana, poemita en tercetos. Más elaborado es ya el Filocolo, novela en prosa dividida en cinco libros que narra los amores de Floris y Blancaflor.
Se trata de ennoblecer estilísticamente una materia popular, de manera que las aventuras y peripecias de los dos amantes se convierten en el pretexto para ejercicios retóricos que encierran la prosa latinizante en los rígidos armazones de las cláusulas y de los ritmos clásicos de la latinidad decadente.
Inspirado en modelos de la Eneida virgiliana y de la Tebaida de Estacio contaminados por la tradición de los juglares y por la materia cortés de los romances artúricos.
Con el retorno a Florencia, el arte de Boccaccio gana en madurez y en equilibrio estilístico; en lugar de la literatura cortés y caballeresca, predomina especialmente la influencia de la poesía didascálica y alegórica característica de la tradición toscana.
La alegoría queda sobrentendida, mientras que predomina el aspecto mundano y realista, aunque estilísticamente invalidado por referencias eruditas y por tecnicismos retóricos.
La prosa, artificial y frecuentemente ampulosa, deteriora el ritmo estilístico: erudiciones inútiles y reminiscencias clásicas rompen de continuo la fluidez del relato.
La mejor de sus obras menores es el Ninfale fiesolano (1345-46), poemas en octavas que, bajo el pretexto etiológico narra una tenue y delicada historia de amor entre el pastor Africo y la ninfa Mensola, consagrada al culto de Diana.
Poco valor poético tiene las Rimas; se trata de un extenso cancionero compuesto en diversos períodos de la vida y que experimentó el influjo poético de varios autores.
La última obra de ficción (posterior al Decamerón) es el Corbaccio, compuesto en prosa en fecha difícil de precisar, presumiblemente entre 1365 y 1366.
Se hace alusión del cuervo, que, en las moralidades medievales, simboliza la pasión amorosa que todo destruye.
Después del Corbaccio, Boccaccio, no escribió de hecho más obras narrativas en lengua vulgar. Prefirió dedicarse a estudios más austeros, probablemente, por la agudización de las preocupaciones religiosas.
Cada día los jóvenes se reúnen por la tarde en un prado para contarse historias, una cada uno. Después de cada grupo de relatos aparece una “conclusión”, rubricada por una balada. La estructura arquitectónica se concede más de una libertad, Dioneo, uno de los tres jóvenes, tiene siempre permiso para narrar su historia eludiendo la regla de la imposición del tema. No tiene funciones meramente ornamentales, sino que responde a una íntima exigencia, la de encerrar en un fresco bien delineado y caracterizado un ideal de vida y de realidad que los relatos presentan y desmenuzan en los más variados y múltiples aspectos.
Desfilan en una galería amplia y multicolor como la realidad, hechos y personajes, emblemas y símbolos de vicios y virtudes, que la mirada del escritor, en algunos momentos distanciados e irónicos, en otra apasionada y otro partícipe, dibuja y fija sin complacencias ni indulgencias. Lisabetta de Messina, desde las inolvidables peripecias de los necios a las ocurrencias agudas y demoníacas de los hipócritas y de los embrollos.
La trama erótica, el detalle obsceno y burlón no son jamás fines en sí mismos, sino que pertenecen al complejo cuadro de la existencia y de los sentimientos, a lo mudable manifestación de las pasiones o del erotismo, el cual Boccaccio reivindica los derechos incluso para el arte, argumentando los temas de una introducción a la IV jornada, rica en puntos polémicos e innovadores.
El Decamerón constituye ciertamente el espejo fiel y agudo de la civilización burguesa, de la sociedad comunal y mercantil en el momento de su pleno desarrollo, pero en la cual se advierte ya el síntoma de la crisis inminente.
La estructura y la técnica de Decamerón se acoplan perfectamente en virtud de una prosa diversificada y variable, trabajada a diversos niveles.
La mejor de sus obras menores es el Ninfale fiesolano (1345-46), poemas en octavas que, bajo el pretexto etiológico narra una tenue y delicada historia de amor entre el pastor Africo y la ninfa Mensola, consagrada al culto de Diana.
Poco valor poético tiene las Rimas; se trata de un extenso cancionero compuesto en diversos períodos de la vida y que experimentó el influjo poético de varios autores.
La última obra de ficción (posterior al Decamerón) es el Corbaccio, compuesto en prosa en fecha difícil de precisar, presumiblemente entre 1365 y 1366.
Se hace alusión del cuervo, que, en las moralidades medievales, simboliza la pasión amorosa que todo destruye.
Después del Corbaccio, Boccaccio, no escribió de hecho más obras narrativas en lengua vulgar. Prefirió dedicarse a estudios más austeros, probablemente, por la agudización de las preocupaciones religiosas.
Cada día los jóvenes se reúnen por la tarde en un prado para contarse historias, una cada uno. Después de cada grupo de relatos aparece una “conclusión”, rubricada por una balada. La estructura arquitectónica se concede más de una libertad, Dioneo, uno de los tres jóvenes, tiene siempre permiso para narrar su historia eludiendo la regla de la imposición del tema. No tiene funciones meramente ornamentales, sino que responde a una íntima exigencia, la de encerrar en un fresco bien delineado y caracterizado un ideal de vida y de realidad que los relatos presentan y desmenuzan en los más variados y múltiples aspectos.
Desfilan en una galería amplia y multicolor como la realidad, hechos y personajes, emblemas y símbolos de vicios y virtudes, que la mirada del escritor, en algunos momentos distanciados e irónicos, en otra apasionada y otro partícipe, dibuja y fija sin complacencias ni indulgencias. Lisabetta de Messina, desde las inolvidables peripecias de los necios a las ocurrencias agudas y demoníacas de los hipócritas y de los embrollos.
La trama erótica, el detalle obsceno y burlón no son jamás fines en sí mismos, sino que pertenecen al complejo cuadro de la existencia y de los sentimientos, a lo mudable manifestación de las pasiones o del erotismo, el cual Boccaccio reivindica los derechos incluso para el arte, argumentando los temas de una introducción a la IV jornada, rica en puntos polémicos e innovadores.
El Decamerón constituye ciertamente el espejo fiel y agudo de la civilización burguesa, de la sociedad comunal y mercantil en el momento de su pleno desarrollo, pero en la cual se advierte ya el síntoma de la crisis inminente.
La estructura y la técnica de Decamerón se acoplan perfectamente en virtud de una prosa diversificada y variable, trabajada a diversos niveles.
La difusión del Decamerón en Italia y Europa fue inmediata, como atestiguan las numerosas traducciones e imitaciones de que fue objeto. Su influencia no se hizo sentir únicamente en los narradores posteriores sino que también en los tratadistas que insertaron sus diálogos en una estructura prestada por el Decamerón, y sobre todo en el teatro del siglo XVI al que suministró tramas cómicas y novelescas y procedimientos propios de la retórica dramatúrgica.
Lo cierto es que el interés por la obra no parece disminuir, sino que continua, desde ángulos y perspectivas nuevas, incluso en el ámbito de la crítica más avanzada, desde la sociológica a la narratológica, pasando por la formalista y la estructuralista y semiológica.
Boccaccio es el maestro de la prosa vulgar (hablada por el vulgo o pueblo) italiana. Entre los otros escritos de Boccaccio se cuentan tres obras que se cree fueron inspiradas por Fiammetta: su primer y extenso romance en prosa Il Filocolo (1336), Elegía de Madonna Fiammetta (1344), las dos referidas a amantes desdeñados e Il Corbaccio (1354). Su Filostrato (1338) y la Teseida (1340-1341) son poemas en octava rima, una forma métrica que Boccaccio llevó a la perfección. También escribió una vida de Dante, con un comentario de la Divina Comedia, y varias obras eruditas, científicas y poéticas en latín, entre ellas De Claris Mulieribus (1360-1374). La obra de Boccaccio influyó en muchos escritores de toda Europa como Margarita de Navarra, Michel de Montaigne, Geoffrey Chaucer, Shakespeare y John.
3. Análisis y estudio de la expresión.
En este texto se presencia un registro coloquial acompañado de un nivel medio. En el que los distintos personajes peresentan diferentes condiciones, ya que no todos pertenecen a la misma clase social. El tono de dicho texto refleja cierta censura con respecto al comportamiento de la mujer hacia el hombre, debido a que ella se muestra huraña y dura frente a los deseos de su pretendiente.
También hay presencia de expresiones amorosas segadas por la venganza y otras tantas bañadas por un amor sincero. Es notable la aparición de recursos estilísticos como la hipérbole "y el caballero, poniendo mano en cuchillo, le abrió los riñones y le sacó el corazón con cuanto lo circuía". Encontramos algunos apítetos como "devoraron afanosamente", debido a que la acción devorar implica hacerlo de forma exagerada. Aparecen símbolos de la literatura muy representativos como los perros, que se comían las entreñas de la perseguida mujer, y el reiterativo sufrimiento eterno que se nos muestra en el texto. Que tiene como objetivo aterrorizar a las mujeres, para que cambien su modo de actuar siguiendo el deseo de los hombres.
Lara y Dámaris.
2. Análisis y estudio del contenido.
-A lo largo de todo el texto observamos una gran variedad de temas, pero el tema principal todo el fragmento es el desamor con el que el autor trata de una forma hiperbólica advertirnos del dolor que se sufre en la vida por culpa de una ruptura sentimental y además de la victimización de la mujer en una época en la que esta tenía un segundo papel en la sociedad, estando siempre encima suya el hombre.
La estructura del texto consta de tres partes. Comienza con una breve introducción en la que se nos hace saber que el caballero va a responder a lo que anteriormente le ha dicho Anastasio, seguidamente podemos apreciar la conversación que entablan el caballero y Anastasio, en la que el jinete le explica las razones de su persecución a la que fue en antaño su antigua amada, y por último un desenlace, en el que se cierra la trama con Anastasio dirigiéndose a los suyos para hacerles saber que está dispuesto a dejar de amar a su mujer con la condición de que almuercen con él.
El fragmento cuenta un léxico muy elaborado con palabras como ``mísera´´, ``circuir´´, ``paraje´´ y términos latinos como ``micer´´ o ``degli´´. Así, podemos afirmar que nos encontramos ante un texto que posee un registro culto.
A lo largo de todo el texto podemos apreciar el tópico literario ``quejas del enamorado´´, puesto que constantemente Anastasio muestra sus lamentos y el dolor que en el pasado le causó su enamorada, lo que hace que actúe con esa frialdad.
Por último hay que destacar los recursos estilísticos presentes en el texto, algunos de ellos son: hipérbaton ``Mas cuando a él bajó por castigo a los dos nos fue dado... no como a mujer amada´´; hipérbole `` y con todas sus fuerzas le atravesó el pecho de parte a parte´´; paralelismo ``Y siempre que la alcanzo, con este estoque que me maté,... y le doy a comer a estos perros´´ y asíndeton `` Y, según voluntad de la justicia y potencia de Dios,... su dolorosa fuga de los perros y de mí´´.
Nos situamos ante un fragmento de la obra Decamerón, escrita por Bocaccio, concretamente se trata del fragmento “Quinta jornada, novela octava” (Historia de Anastasio Degli Onesti).
Decamerón es un conjunto de historias narradas por un grupo de jóvenes durante diez días. Está dividido en diez jornadas que incluyen temas acerca de la fortuna, el amor y el ingenio. En esta pieza de la obra se relata la historia de Anastasio Degli Onesti, que loco de amor se aleja de su amada y presencia durante su estancia fuera una escalofriante escena en el bosque, esto le lleva a organizar un almuerzo para que su amada viera el mismo hecho. Lo que quería conseguir era el temor de su enamorada a que le ocurriese lo mismo, si no le correspondía en su amor.
La obra Decamerón pertenece al Renacentísmo Italiano (cuatrichento italiano 1348). Su difusión fue inmediata en Italia y en Europa. Su influencia se hizo sentir en los narradores posteriores que tuvieron en sus obras una estructura similar a la de Decamerón, y sobre todo influyó en el teatro del siglo XVI. La crítica romántica reivindicó su valor humano y su extraordinaria variedad de motivos. De Sanctis, resalta de Decamerón el espíritu de los nuevos tiempos, estableciendo, además una comparación entre la comedia humana de Bocaccio y la comedia divina de Dante o Carducci. Bocaccio aparte de ser el impulsor del humanismo, es el creador de un modelo de prosa que está en el origen de toda la novela moderna. Bocaccio es también, uno de los escritores en cuyas obras aparece la misoginia, es decir, expresiones en contra de la mujer presente en la literatura de Bocaccio.
CONTINUARÁ...
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