--Blog del Taller de LU--
...recordatorio de esa dimensión que solemos dejar de lado a la hora de relatarnos y explicarnos a nosotros mismos. (Javier Marías)
22/2/11
53. DESARROLLO DE LAS CUESTIONES TEÓRICAS (14). Molière y la farsa francesa y COMENTARIO LITERARIO del fragmento del "Tartufo" (By Aco)
Este es el espacio para el desarrollo tanto de la cuestión teórica como del Comentario literario de Molière. Puede contener distintos borradores hasta llegar al texto que su "redactora" considere definitivo. Ánimoooo.
Durante el siglo XVIII, Francia marca el canon de la literatura occidental y se convierte en referente cultural. Destacan autores como Voltaire, Rousseau o Montesquieu en el ensayo y, en el teatro, Corneille y Racine (importantes contemporáneos de Molière junto a Jean de la Fontaine y Madame de Sevigne). Con todo, el más representativo de los autores neoclásicos es Molière, dramaturgo del siglo XVII que se convertirá en modelo del siglo XVIII e incluso de la actualidad, sin embargo, en general el teatro francés previo al siglo XVII tiene muy poca relevancia e impacto en el teatro universal. El siglo XVII se caracteriza por una completa transformación del arte francés, especialmente bajo el patrocinio de Luis XVI. Basándose en el arte griego y romano (influencia de Molière fue Plauto –Aulularia- o Aristófanes con “Anfitrión”), los clásicos imponen orden y disciplina en busca de la perfección en la expresión y en el estilo. Ellos son los primeros en considerar al arte como una forma de educar a la audiencia. Sin lugar a dudas el más famoso de los autores del teatro francés es Molière; famoso en su época por el revuelo que despertaron sus sátiras acerca de la corrupción y la hipocresía de la sociedad francesa, además, logró una absoluta identificación con el gusto de su público. Se puede decir que Molière marca un antes y un después en el teatro francés pues muchas de sus comedias-sátiras marcaron el inicio del teatro occidental moderno. Su obra fue prohibida en los teatros; Molière fue llamado como el "demonio en sangre humana", por la iglesia católica. Inclusive, los líderes de la iglesia amenazaron con excomulgar a todo aquel que formara parte del grupo que representara “Tartufo”. Juan Bautista Poquelín fue el nombre con que nace Molière, el año 1622, hijo de un afluente padre tapicero de la corona. Poquelín adopta el nombre de Molière para actuar en recuerdo del escritor francés Francois de Molière. En 1644 forma el Ilustre Teatro de París, su propia compañía en la cual actúa, escribe y dirige. Escribió una treintena de obras que suelen dividirse en dos grupos:
Farsas. Se diferencia de la comedia, principalmente, en la importancia de la trama; en la farsa, los personajes se limitan a revelar los entresijos del argumento, mientras que en la comedia la trama se subordina a la caracterización de los personajes, sin embargo, Molière estilizó la farsa, adaptándola a los modos propios de la comedia. Escribía obras con personajes caricaturizados con fines didácticos y verosímiles, haciendo una crítica a la sociedad de la época, y mostrando defectos, vicios y debilidades de la naturaleza humana. El genio de Molière yace en esto, es decir, en su habilidad para crear personajes basados en su profunda observación de la naturaleza humana que combina con una presentación de sus caracteres de una manera muy entretenida; sus personajes son verdaderas caricaturas teatrales. Son personajes cómicos que se transforman en personajes dramáticos para terminar en tragedias. Destacan “El médico a palos” o “El enfermo imaginario”. Alta comedia. Piezas en las que se desarrolla una crítica humorística a las costumbres de su época. Poseen una comicidad que hace pensar al espectador. Sobresalen “La escuela de mujeres” (que muestra el daño de la educación hipócrita y de los matrimonios impuestos), “Don Juan” (adaptación del mito creado por Tirso de Molina), “Tartufo” (la hipocresía y el engaño en estado puro), obra que provocó una fuerte oposición clerical. Sobre un argumento habitual (dos jóvenes que se aman y cuyo matrimonio no aprueba el padre de ella), Molière introdujo hábiles transformaciones: todo gira entorno a la hipocresía del personaje central. Así es como el autor consiguió pasar de la comedia de enredo a la comedia de caracteres, su verdadera creación. Molière entregó al futuro una forma acabada, perfecta y clásica que pasará a ser durante siglos origen y modelo del humor hilarante, y al mismo tiempo, impregnada de la más dramática amargura, cociente de cuanto existe de ridículo, pero también de patético y de trágico, en cada debilidad humana.
Nos encontramos ante un fragmento de una de las obras más significativas y controvertidas de Molière: “Tartufo”. Este fragmento concretamente pertenece al acto III, escena séptima, sin embargo, al tratarse esta de una obra teatral neoclásica esta organizada en 5 actos, que en un principio eran tres pero el autor se vio obligado a modificarla. Se trata de una comedia francesa que sigue la línea de las antiguas farsas con una conducta crítica basada en la hipocresía del personaje central (Tartufo es una especie de consejero espiritual que sirve de asesor pero que, en realidad, tiene mucho poder y se aprovecha de esto para engañar a Orgón, es decir, aquí se ve reflejada la hipocresía en estado puro acompañada, además, de una dura crítica a la iglesia) he aquí donde yace el genio de Molière, pues lo revolucionario en él es que adapta la farsa a la comedia, además, crea personajes caricaturizados con fines didácticos y, a la misma vez, hace una dura crítica a la sociedad cuando muestra sus vicios, defectos y debilidades con un sofisticado humor único y característico de Molière.
Jean Baptiste Poquelin nació y murió en París (1622-1673) y decidió renunciar al prestigioso y seguro trabajo de su padre en la Corte para sumergirse de lleno el mundo del teatro. Poquelín adopta el nombre de Molière para actuar en recuerdo del escritor francés Francois de Molière. Fue un gran conocedor del teatro en todas sus facetas: como dramaturgo, empresario, actor y director en la Troupe, su propia compañía de teatro. Sabe los secretos de cualquier público, desde el campesino hasta el cortesano de Versalles pues antes de entrar en la capital había recorrido todo el sur de Francia con su compañía de comediantes. Sin duda todo ello le hizo dar con un humor universal y hasta intemporal, si tenemos en cuenta el éxito de sus obras en nuestro siglo, en el que quizá sea estadísticamente el dramaturgo más representado pues Molière significa un antes y un después en el teatro francés y muchas de sus comedias-sátiras marcaron el inicio del teatro occidental moderno.
Tartufo es un falso devoto que ha sabido ganarse tan bien las simpatías de Orgón y de su madre, madame Pernelle, que manda en casa de su protector. Sordo a las protestas de su esposa Elmire y de otros miembros de la familia que advierten la hipocresía de Tartufo, Orgón llega incluso a estimarlo digno de casarse con su hija. No duda, además, en echar de casa a su hijo Damis cuando este le revela que “el impostor” ha tratado de seducir a su esposa Elmire, haciendo seguidamente donación de todos sus bienes al supuesto santo varón (fragmento en el que nos encontramos y vemos como la estrategia de Tartufo, por ahora, va a la perfección). Finalmente, Elmire convence a su esposo para que se esconda debajo de la mesa, mientras ella finge corresponder a la pasión de Tartufo. Orgón descubre así la lujuria, la ingratitud y la hipocresía de su protegido. Al verse descubierto, el impostor quiere utilizar la donación para adueñarse de los bienes de este pero, reconocido por la justicia que andaba tras sus pasos desde hacía tiempo, es arrestado.
El tema de la obra es la fe ciega ante lo evidente, engañado, claro, por la hipocresía en la que se envuelve la dura crítica a la sociedad y a la iglesia. Por esto, la obra fue censurada e incluso prohibida por los altos cargos de París. Durante los años siguientes al estreno de la primera versión de tres actos de “Tartufo”(Orgón perdona al impostor y sigue insistiendo con que se case con su hija), en 1664, Molière sufrió las consecuencias de sus enemigos y fue atacado hasta que modificó la obra en su versión final, la tercera, (los personajes son rescatados por Su Majestad que lo sabe todo) esto era un gran elogio al rey así que el dramaturgo ganó la batalla pero, en consecuencia, el público se marchaba del teatro dándose cuenta que los reyes no lo saben todo y el mal es algo real y presente. Sin embargo, “Tartufo” se convirtió en uno de los mayores éxitos teatrales.
Con esta obra, Molière pretendía desenmascarar a los falsos devotos, unos sujetos que vivían a cuerpo de rey en casa ajena con el pretexto de ejercer de directores espirituales de sus protectores. Los historiadores se inclinan a identificar esta crítica (y por lo que seguro fue duramente censurada) con los miembros de una asociación religiosa de la época, la Compañía del Santo Sacramento, también llamado partido devoto que, en realidad, esta obra caritativa tenía fines políticos, con lo que se introducían en las casas de los ricos. Su obra fue prohibida en los teatros; Molière fue llamado como el "demonio en sangre humana", por la iglesia católica. Inclusive, los líderes de la iglesia amenazaron con excomulgar a todo aquel que formara parte del grupo que representara “Tartufo”.
Sin embargo, tras la prohibición de “Tartufo”, Molière necesitaba un éxito seguro y elige el tema de Don Juan aprovechado la gran popularidad del personaje del español Tirso de Molina, retoma la figura del don Juan, pero añadiéndole caracteres más modernos e incorporando en asunto de la hipocresía (don Juan es un hipócrita redomado en el seno de una sociedad falsa), por supuesto, basándose en sus técnicas para crear personajes desde la naturaleza humana con sus defectos y vicios con un humor único. Sobresalen otras obras como “La escuela de mujeres” (que muestra el daño de la educación hipócrita y de los matrimonios impuestos, además de ser una respuesta teatral a las acusaciones de sus enemigos en la vida real), “El cornudo imaginario” (también respuesta a sus enemigos desde el humor), su primer gran éxito “Las preciosas ridículas” o inspirada en esa “Las mujeres sabias”, “El médico a palos” (un leñador que dice ser médico para que no le peguen, pero se equivoca en todo y solo sabe distinguir la enfermedad del amor), “El misántropo” (Alcestes, una nueva clase de bufón representa uno de los grandes personajes de la historia del teatro y representa una verdad: hablar con franqueza, por mucha corrección que se emplee, ofenderá siempre que no se acompañe de cierta gracia o cortesía social, “Anfitrión” (basado en Plauto), “El avaro” (basado en el teatro español), “Los amantes magníficos”, “El burgués gentilhombre” (el ridículo como la forma de representar los vicios, Molière se ríe del burgués empeñado en convertirse en gentilhombre) o su última gran obra “El enfermo imaginario” pues su muerte quedó marcada por la superstición, ya que durante la cuarta representación de esta el actor, que iba vestido de amarillo, sufre un ataque y muere en su domicilio, es así que, a partir de ese momento se considera que el color amarillo trae mala suerte en las representaciones de teatro o en cualquier exposición oral.
Al encontrarnos ante una obra teatral, es importante destacar el uso de las acotaciones escénicas (“Arrasado en lágrimas, corre a la puerta por donde ha echado a su hijo”) que ayudan al lector a entender la obra pues no la está viendo representada y puede perder el hilo de la trama; también, la hipérbole es importante (“[…] arrasado en lágrimas […]”, […] en esto va mi vida”, “[…] que los envidiosos revienten de envidia”, “el corazón encogido”, “[…] hace sufrir mi alma […]”), ya que refleja en muchos casos el humor y la ironía que el autor quiere transmitir con la obra, además, son relevantes a la hora de la representación; los vocativos (hermano mío, hermano) para apelar al otro personaje y llamar su atención; las interrogaciones y exclamaciones (¿veis acaso que mi corazón les escuche?, ¿Os burláis?, ¡Ofender así a una santa persona! ¡Ay, hermano, una mujer puede sorprender fácilmente el alma de un marido!...) que son indispensables para la representación oral y mostrar los sentimientos de los personajes; alusiones a la religión (¡ofender así a una santa persona!, Hágase en todo la voluntad del cielo…) que sirven para describir, por ejemplo a Tartufo como santa persona aunque, en realidad, no lo sea o que el mismo personaje las utiliza para reflejar su falsa devoción.
Este fragmento lo dividimos en dos partes: la primera hasta que Orgón dice “Sosegaos, hermano mío, y no os enojéis” porque nos hace entender que todavía existe la sombra de la duda, ya que Tartufo no sabe si su estrategia va a funcionar ante las acusaciones del hijo de Orgón; sin embargo, en la segunda parte, Tartufo comienza a hablar y confirma que su estrategia va a la perfección pues Orgón dice que “un amigo bueno y sincero, al que tomo por yerno, es para mí más querido que un hijo, que una esposa y que unos padres” y acaba el fragmento con Orgón completamente convencido de la inocencia de su consejero espiritual (aquí nos encontramos en el clímax de la obra y el anticlímax sería cuando la justicia se lleva al impostor al final de la obra). Vemos como a lo largo del fragmento se puede apreciar la estrategia de Tartufo, pues este se intenta ganar la confianza y la amistad de Orgón (“Veo que es grande la discordia que causo en esta casa, y creo necesario, hermano mío, irme de ella”, “el honor es cosa delicada, y la amistad me obliga a prevenir las habladurías y los motivos de sospechas […]” “Me odian, y veo que intentan provocar en voz sospechas de mi lealtad”) para asegurarse así el éxito de sus intenciones.
Esta obra ha tenido tal relevancia en la sociedad que el término “tartufo” la Real Academia de la Lengua lo define como un hombre hipócrita y falso.
Los antecedentes de Molière los encontramos en el arte griego y romano con Plauto y la aulularia o “El anfitrión”, los clásicos imponen orden y disciplina en busca de la perfección en la expresión y en el estilo, son los primeros en considerar al arte como una forma de educar a la audiencia. Él era un conocedor profundo de las costumbres y los personajes de la comedia latina, la italiana, llamada “Comedia dell´arte” y también del teatro español que ya se dejaba sentir. Por otro lado, Corneille y Racine son importantes contemporáneos de Molière junto a Jean de la Fontaine y Madame de Sevigne. Pero se puede decir que Molière marca un antes y un después en el teatro francés pues muchas de sus comedias-sátiras marcaron el inicio del teatro occidental moderno, además, el teatro francés previo al siglo XVII no es relevante para la literatura universal. Tras su muerte la compañía de Molière se dividió en dos salas y continuó representando el repertorio de este pero su reunificación en 1680 señala el nacimiento de la Comedia Francesa con su teatro propio, al que se conocerá desde entonces como la Casa de Molière, el primer teatro subvencionado por el Estado.
Molière murió dejando para la posteridad una obra imperecedera. Él era un observador nato, capaz de reflejar los vicios y las virtudes de la vida en el teatro, pues para él vida es teatro.
Este autor fue capaz de plasmar la verdadera vida en un papel. Es importante, pues supo fusionar los defectos y los vicios con el humor hilarante, para dar lugar a una crítica insólita que, incluso, sus obras del siglo XVII se pueden aplicar a la actualidad. Por esto y por su maestría Molière es el dramaturgo más representado en la actualidad.
Por supuesto, su crítica está basada en un humor sofisticado que molesta por ser tan real, es así que la obra fue censurada y obtuvo duras e injustas críticas, sin embargo, Molière no se rindió y como un caballero contestó a esas falsas acusaciones desde el escenario como el buen y gran dramaturgo que era y sigue siendo hoy.
Buen trabajo, Aco. Creo que la idea que incorporas sobre la peculiar "evolución" de los personajes en Molière, (de lo cómico hasta llegar a lo trágico y pasando por lo dramático...) es una de las más importantes y que debes "retener". Saludos cordiales, Juany
9 comentarios:
Durante el siglo XVIII, Francia marca el canon de la literatura occidental y se convierte en referente cultural. Destacan autores como Voltaire, Rousseau o Montesquieu en el ensayo y, en el teatro, Corneille y Racine (importantes contemporáneos de Molière junto a Jean de la Fontaine y Madame de Sevigne). Con todo, el más representativo de los autores neoclásicos es Molière, dramaturgo del siglo XVII que se convertirá en modelo del siglo XVIII e incluso de la actualidad, sin embargo, en general el teatro francés previo al siglo XVII tiene muy poca relevancia e impacto en el teatro universal. El siglo XVII se caracteriza por una completa transformación del arte francés, especialmente bajo el patrocinio de Luis XVI. Basándose en el arte griego y romano (influencia de Molière fue Plauto –Aulularia- o Aristófanes con “Anfitrión”), los clásicos imponen orden y disciplina en busca de la perfección en la expresión y en el estilo. Ellos son los primeros en considerar al arte como una forma de educar a la audiencia.
Sin lugar a dudas el más famoso de los autores del teatro francés es Molière; famoso en su época por el revuelo que despertaron sus sátiras acerca de la corrupción y la hipocresía de la sociedad francesa, además, logró una absoluta identificación con el gusto de su público. Se puede decir que Molière marca un antes y un después en el teatro francés pues muchas de sus comedias-sátiras marcaron el inicio del teatro occidental moderno. Su obra fue prohibida en los teatros; Molière fue llamado como el "demonio en sangre humana", por la iglesia católica. Inclusive, los líderes de la iglesia amenazaron con excomulgar a todo aquel que formara parte del grupo que representara “Tartufo”.
Juan Bautista Poquelín fue el nombre con que nace Molière, el año 1622, hijo de un afluente padre tapicero de la corona. Poquelín adopta el nombre de Molière para actuar en recuerdo del escritor francés Francois de Molière. En 1644 forma el Ilustre Teatro de París, su propia compañía en la cual actúa, escribe y dirige. Escribió una treintena de obras que suelen dividirse en dos grupos:
Farsas. Se diferencia de la comedia, principalmente, en la importancia de la trama; en la farsa, los personajes se limitan a revelar los entresijos del argumento, mientras que en la comedia la trama se subordina a la caracterización de los personajes, sin embargo, Molière estilizó la farsa, adaptándola a los modos propios de la comedia. Escribía obras con personajes caricaturizados con fines didácticos y verosímiles, haciendo una crítica a la sociedad de la época, y mostrando defectos, vicios y debilidades de la naturaleza humana. El genio de Molière yace en esto, es decir, en su habilidad para crear personajes basados en su profunda observación de la naturaleza humana que combina con una presentación de sus caracteres de una manera muy entretenida; sus personajes son verdaderas caricaturas teatrales. Son personajes cómicos que se transforman en personajes dramáticos para terminar en tragedias. Destacan “El médico a palos” o “El enfermo imaginario”.
Alta comedia. Piezas en las que se desarrolla una crítica humorística a las costumbres de su época. Poseen una comicidad que hace pensar al espectador. Sobresalen “La escuela de mujeres” (que muestra el daño de la educación hipócrita y de los matrimonios impuestos), “Don Juan” (adaptación del mito creado por Tirso de Molina), “Tartufo” (la hipocresía y el engaño en estado puro), obra que provocó una fuerte oposición clerical. Sobre un argumento habitual (dos jóvenes que se aman y cuyo matrimonio no aprueba el padre de ella), Molière introdujo hábiles transformaciones: todo gira entorno a la hipocresía del personaje central. Así es como el autor consiguió pasar de la comedia de enredo a la comedia de caracteres, su verdadera creación.
Molière entregó al futuro una forma acabada, perfecta y clásica que pasará a ser durante siglos origen y modelo del humor hilarante, y al mismo tiempo, impregnada de la más dramática amargura, cociente de cuanto existe de ridículo, pero también de patético y de trágico, en cada debilidad humana.
Desarrollo de la pregunta teórica "Molière y la farsa francesa".
Comentario de “Tartufo”
Nos encontramos ante un fragmento de una de las obras más significativas y controvertidas de Molière: “Tartufo”. Este fragmento concretamente pertenece al acto III, escena séptima, sin embargo, al tratarse esta de una obra teatral neoclásica esta organizada en 5 actos, que en un principio eran tres pero el autor se vio obligado a modificarla. Se trata de una comedia francesa que sigue la línea de las antiguas farsas con una conducta crítica basada en la hipocresía del personaje central (Tartufo es una especie de consejero espiritual que sirve de asesor pero que, en realidad, tiene mucho poder y se aprovecha de esto para engañar a Orgón, es decir, aquí se ve reflejada la hipocresía en estado puro acompañada, además, de una dura crítica a la iglesia) he aquí donde yace el genio de Molière, pues lo revolucionario en él es que adapta la farsa a la comedia, además, crea personajes caricaturizados con fines didácticos y, a la misma vez, hace una dura crítica a la sociedad cuando muestra sus vicios, defectos y debilidades con un sofisticado humor único y característico de Molière.
Jean Baptiste Poquelin nació y murió en París (1622-1673) y decidió renunciar al prestigioso y seguro trabajo de su padre en la Corte para sumergirse de lleno el mundo del teatro. Poquelín adopta el nombre de Molière para actuar en recuerdo del escritor francés Francois de Molière. Fue un gran conocedor del teatro en todas sus facetas: como dramaturgo, empresario, actor y director en la Troupe, su propia compañía de teatro. Sabe los secretos de cualquier público, desde el campesino hasta el cortesano de Versalles pues antes de entrar en la capital había recorrido todo el sur de Francia con su compañía de comediantes. Sin duda todo ello le hizo dar con un humor universal y hasta intemporal, si tenemos en cuenta el éxito de sus obras en nuestro siglo, en el que quizá sea estadísticamente el dramaturgo más representado pues Molière significa un antes y un después en el teatro francés y muchas de sus comedias-sátiras marcaron el inicio del teatro occidental moderno.
Tartufo es un falso devoto que ha sabido ganarse tan bien las simpatías de Orgón y de su madre, madame Pernelle, que manda en casa de su protector. Sordo a las protestas de su esposa Elmire y de otros miembros de la familia que advierten la hipocresía de Tartufo, Orgón llega incluso a estimarlo digno de casarse con su hija. No duda, además, en echar de casa a su hijo Damis cuando este le revela que “el impostor” ha tratado de seducir a su esposa Elmire, haciendo seguidamente donación de todos sus bienes al supuesto santo varón (fragmento en el que nos encontramos y vemos como la estrategia de Tartufo, por ahora, va a la perfección). Finalmente, Elmire convence a su esposo para que se esconda debajo de la mesa, mientras ella finge corresponder a la pasión de Tartufo. Orgón descubre así la lujuria, la ingratitud y la hipocresía de su protegido. Al verse descubierto, el impostor quiere utilizar la donación para adueñarse de los bienes de este pero, reconocido por la justicia que andaba tras sus pasos desde hacía tiempo, es arrestado.
El tema de la obra es la fe ciega ante lo evidente, engañado, claro, por la hipocresía en la que se envuelve la dura crítica a la sociedad y a la iglesia. Por esto, la obra fue censurada e incluso prohibida por los altos cargos de París. Durante los años siguientes al estreno de la primera versión de tres actos de “Tartufo”(Orgón perdona al impostor y sigue insistiendo con que se case con su hija), en 1664, Molière sufrió las consecuencias de sus enemigos y fue atacado hasta que modificó la obra en su versión final, la tercera, (los personajes son rescatados por Su Majestad que lo sabe todo) esto era un gran elogio al rey así que el dramaturgo ganó la batalla pero, en consecuencia, el público se marchaba del teatro dándose cuenta que los reyes no lo saben todo y el mal es algo real y presente. Sin embargo, “Tartufo” se convirtió en uno de los mayores éxitos teatrales.
Con esta obra, Molière pretendía desenmascarar a los falsos devotos, unos sujetos que vivían a cuerpo de rey en casa ajena con el pretexto de ejercer de directores espirituales de sus protectores. Los historiadores se inclinan a identificar esta crítica (y por lo que seguro fue duramente censurada) con los miembros de una asociación religiosa de la época, la Compañía del Santo Sacramento, también llamado partido devoto que, en realidad, esta obra caritativa tenía fines políticos, con lo que se introducían en las casas de los ricos. Su obra fue prohibida en los teatros; Molière fue llamado como el "demonio en sangre humana", por la iglesia católica. Inclusive, los líderes de la iglesia amenazaron con excomulgar a todo aquel que formara parte del grupo que representara “Tartufo”.
Sin embargo, tras la prohibición de “Tartufo”, Molière necesitaba un éxito seguro y elige el tema de Don Juan aprovechado la gran popularidad del personaje del español Tirso de Molina, retoma la figura del don Juan, pero añadiéndole caracteres más modernos e incorporando en asunto de la hipocresía (don Juan es un hipócrita redomado en el seno de una sociedad falsa), por supuesto, basándose en sus técnicas para crear personajes desde la naturaleza humana con sus defectos y vicios con un humor único. Sobresalen otras obras como “La escuela de mujeres” (que muestra el daño de la educación hipócrita y de los matrimonios impuestos, además de ser una respuesta teatral a las acusaciones de sus enemigos en la vida real), “El cornudo imaginario” (también respuesta a sus enemigos desde el humor), su primer gran éxito “Las preciosas ridículas” o inspirada en esa “Las mujeres sabias”, “El médico a palos” (un leñador que dice ser médico para que no le peguen, pero se equivoca en todo y solo sabe distinguir la enfermedad del amor), “El misántropo” (Alcestes, una nueva clase de bufón representa uno de los grandes personajes de la historia del teatro y representa una verdad: hablar con franqueza, por mucha corrección que se emplee, ofenderá siempre que no se acompañe de cierta gracia o cortesía social, “Anfitrión” (basado en Plauto), “El avaro” (basado en el teatro español), “Los amantes magníficos”, “El burgués gentilhombre” (el ridículo como la forma de representar los vicios, Molière se ríe del burgués empeñado en convertirse en gentilhombre) o su última gran obra “El enfermo imaginario” pues su muerte quedó marcada por la superstición, ya que durante la cuarta representación de esta el actor, que iba vestido de amarillo, sufre un ataque y muere en su domicilio, es así que, a partir de ese momento se considera que el color amarillo trae mala suerte en las representaciones de teatro o en cualquier exposición oral.
Al encontrarnos ante una obra teatral, es importante destacar el uso de las acotaciones escénicas (“Arrasado en lágrimas, corre a la puerta por donde ha echado a su hijo”) que ayudan al lector a entender la obra pues no la está viendo representada y puede perder el hilo de la trama; también, la hipérbole es importante (“[…] arrasado en lágrimas […]”, […] en esto va mi vida”, “[…] que los envidiosos revienten de envidia”, “el corazón encogido”, “[…] hace sufrir mi alma […]”), ya que refleja en muchos casos el humor y la ironía que el autor quiere transmitir con la obra, además, son relevantes a la hora de la representación; los vocativos (hermano mío, hermano) para apelar al otro personaje y llamar su atención; las interrogaciones y exclamaciones (¿veis acaso que mi corazón les escuche?, ¿Os burláis?, ¡Ofender así a una santa persona! ¡Ay, hermano, una mujer puede sorprender fácilmente el alma de un marido!...) que son indispensables para la representación oral y mostrar los sentimientos de los personajes; alusiones a la religión (¡ofender así a una santa persona!, Hágase en todo la voluntad del cielo…) que sirven para describir, por ejemplo a Tartufo como santa persona aunque, en realidad, no lo sea o que el mismo personaje las utiliza para reflejar su falsa devoción.
Este fragmento lo dividimos en dos partes: la primera hasta que Orgón dice “Sosegaos, hermano mío, y no os enojéis” porque nos hace entender que todavía existe la sombra de la duda, ya que Tartufo no sabe si su estrategia va a funcionar ante las acusaciones del hijo de Orgón; sin embargo, en la segunda parte, Tartufo comienza a hablar y confirma que su estrategia va a la perfección pues Orgón dice que “un amigo bueno y sincero, al que tomo por yerno, es para mí más querido que un hijo, que una esposa y que unos padres” y acaba el fragmento con Orgón completamente convencido de la inocencia de su consejero espiritual (aquí nos encontramos en el clímax de la obra y el anticlímax sería cuando la justicia se lleva al impostor al final de la obra). Vemos como a lo largo del fragmento se puede apreciar la estrategia de Tartufo, pues este se intenta ganar la confianza y la amistad de Orgón (“Veo que es grande la discordia que causo en esta casa, y creo necesario, hermano mío, irme de ella”, “el honor es cosa delicada, y la amistad me obliga a prevenir las habladurías y los motivos de sospechas […]” “Me odian, y veo que intentan provocar en voz sospechas de mi lealtad”) para asegurarse así el éxito de sus intenciones.
Esta obra ha tenido tal relevancia en la sociedad que el término “tartufo” la Real Academia de la Lengua lo define como un hombre hipócrita y falso.
Los antecedentes de Molière los encontramos en el arte griego y romano con Plauto y la aulularia o “El anfitrión”, los clásicos imponen orden y disciplina en busca de la perfección en la expresión y en el estilo, son los primeros en considerar al arte como una forma de educar a la audiencia. Él era un conocedor profundo de las costumbres y los personajes de la comedia latina, la italiana, llamada “Comedia dell´arte” y también del teatro español que ya se dejaba sentir. Por otro lado, Corneille y Racine son importantes contemporáneos de Molière junto a Jean de la Fontaine y Madame de Sevigne. Pero se puede decir que Molière marca un antes y un después en el teatro francés pues muchas de sus comedias-sátiras marcaron el inicio del teatro occidental moderno, además, el teatro francés previo al siglo XVII no es relevante para la literatura universal. Tras su muerte la compañía de Molière se dividió en dos salas y continuó representando el repertorio de este pero su reunificación en 1680 señala el nacimiento de la Comedia Francesa con su teatro propio, al que se conocerá desde entonces como la Casa de Molière, el primer teatro subvencionado por el Estado.
Molière murió dejando para la posteridad una obra imperecedera. Él era un observador nato, capaz de reflejar los vicios y las virtudes de la vida en el teatro, pues para él vida es teatro.
Este autor fue capaz de plasmar la verdadera vida en un papel. Es importante, pues supo fusionar los defectos y los vicios con el humor hilarante, para dar lugar a una crítica insólita que, incluso, sus obras del siglo XVII se pueden aplicar a la actualidad. Por esto y por su maestría Molière es el dramaturgo más representado en la actualidad.
Por supuesto, su crítica está basada en un humor sofisticado que molesta por ser tan real, es así que la obra fue censurada y obtuvo duras e injustas críticas, sin embargo, Molière no se rindió y como un caballero contestó a esas falsas acusaciones desde el escenario como el buen y gran dramaturgo que era y sigue siendo hoy.
Buen trabajo, Aco. Creo que la idea que incorporas sobre la peculiar "evolución" de los personajes en Molière, (de lo cómico hasta llegar a lo trágico y pasando por lo dramático...) es una de las más importantes y que debes "retener". Saludos cordiales, Juany
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